Hace unos años atrás, me encontraba en los famosos amarillos en las afueras de La Habana, en dirección a Cienfuegos. Como había una gran multitud, decidí alejarme caminando un poco. Tras permanecer sentado en la calle durante más de una hora, divisé a lo lejos algo que no podía creér, no puede ser! era un Colmillo Blanco, o Hino RV. Mi asombro era normal, ya que habían pasado más de 20 años desde la última vez que me subí a uno, y no había visto uno en varios años. Para mi asombro, el autobús se detuvo justo frente a mí.
Al subir el vehículo, el conductor me dijo en buen cubano, «págame lo que quieras» aunque sinceramente no recuerdo lo que pagué. Resulta que el autobús había sido restaurado por una empresa o, mejor dicho, por el propio conductor. Conversamos durante un rato y quedé impresionado por el panel de control repleto de botones y el sistema de audio con micrófono.
Mi mente se transportaba en el tiempo mientras el orgulloso conductor compartía anécdotas sobre el vehículo. El motor original seguía funcionando, pero los asientos habían sido reemplazados por unos más modernos y se encontraban en excelente estado.
A medida que viajaba, mucho de los autobuses y otros vehículos que cruzaban frente a nosotros hacían sonar sus bocinas o encendían las luces, supongo que en un gesto de respeto hacia esta hermosa reliquia. Disfruté de esta experiencia durante varias horas, experiencia que nunca olvidaré.
Todavía no comprendo del todo por qué al autobús japonés Hino RV, los cubanos le llamaban «El Colmillo Blanco». Supongo que podría ser por su imponente color blanco, su poderoso aire acondicionado, o tal vez en referencia a la popular novela, película o serie del famoso perro lobo «Colmillo Blanco» de Jack London.
El Hino RV, ha sido catalogado por generaciones de cubanos, como el mejor ómnibus que ha recorrido las carreteras de la isla.
Si recuerdas esta maravilla de ómnibus, choca esos cinco ABUELO!