Gabriel Enrique Wood, conocido como Gabriel Wood, es un destacado actor cubano con una sólida formación en el Instituto Superior de Arte (ISA). Sin embargo, su conexión con el mundo de la actuación va más allá de la educación formal, ya que proviene de una familia de actores talentosos que han dejado una huella en la historia del teatro, la radio, la televisión y el cine cubano.
Desde temprana edad, Gabriel mostró un interés por la actuación, siguiendo el legado artístico iniciado por sus abuelos, los renombrados actores Salvador Wood y Yolanda Pujols, y continuado por su propio padre, Patricio Wood. Esta herencia artística, lo llevó a matricular en el grupo Olga Alonso con tan solo 16 años.
En el ISA, Gabriel se nutrió del conocimiento y su potencial como actor. Durante su formación, participó en diversas obras teatrales, destacando especialmente su interpretación de Yarini en «Réquiem por Yarini» de Carlos Felipe y su trabajo en «Dios» de Woody Allen.
Su versatilidad actoral lo llevó a explorar también el mundo de la televisión y el cine cubano. En la pantalla chica, se destacó en producciones como Re-comenzar, A solas y la serie policiaca Tras la huella. En el séptimo arte, participó en películas como Nido de mantis y El Mayor, donde interpretó al mayor general del Ejército Libertador Julio Sanguily.
A lo largo de su carrera, Gabriel ha demostrado un talento excepcional, siendo reconocido con el prestigioso Premio Caricato de la UNEAC en la categoría de mejor actor de radio y televisión para niños y adolescentes por su actuación en A solas. Su habilidad para encarnar personajes con encanto y profesionalidad ha conquistado tanto a críticos como a audiencias.
Fuera de los escenarios, Gabriel disfruta de una vida familiar plena, ya que está casado con la artista visual Darian Ovies, a quien conoció durante su etapa en el ISA. Juntos, tienen una hermosa hija llamada Greta, que seguramente heredará el amor y la pasión por las artes de sus talentosos padres.
Gabriel continúa conquistando corazones y demostrando que la pasión por la actuación trasciende generaciones, dejando una huella imborrable en la historia cultural de Cuba.